miércoles, 4 de marzo de 2009

La Gran Crisis

En todos los medios y por todos lados escuchamos que actualmente el mundo enfrenta una de las mayores crisis de la historia, estoy de acuerdo; sin embargo, creo que esta crisis no es financiera, sino de conciencia. Es una crisis que ha venido a poner a prueba los más antiguos patrones y tradiciones, y en la que se han venido abajo tantas ideas antes aprobadas.
El hombre, con toda su miseria, su codicia, su brutalidad, ha construido una sociedad en concordancia. Y esto no es algo que dicen unas cuantas personas, es simplemente que en un mundo donde el 1% de la población posee el 40% de la riqueza monetaria, donde 34,000 niños mueren cada día a causa de la pobreza y enfermedades que pueden ser prevenidas; donde la mitad de la población mundial vive con menos de dos dólares al día; en un mundo donde 113 millones de los niños en edad de escolarización carecen de acceso a la educación primaria, una cosa es clara: algo esta muy mal en nuestra sociedad.
Si no me crees, no tienes más que hacer que salir a la calle y observar a tu ciudad. Aquí, en nuestra metrópoli, encontramos pruebas latentes de que la crisis de conciencia esta llegando a su punto máximo. Si observamos bien, veremos a todos esos niños, viejos y mujeres que nos piden una “ayudita”, todas aquellas personas que tan solo han aprendido a sobrevivir, y que con una moneda les basta para no morir. Esa gente que sale de la nada y llena las calles de nuestra ciudad cada día. Todos están ahí, afuera, esperando a que pases en tu coche para poder lavarte el parabrisas. Toda esta gente que nos grita con su mirada, y que nos dice a cada minuto que nuestra sociedad esta fallando y que un cambio importante necesita hacerse de inmediato.
Tú ¿qué haces por tu mundo, por tu ciudad? Es impresionante como la mayor parte de las personas en esta sociedad ni siquiera están enteradas de lo que las rodea. Intentamos aplacar la conciencia con cualquier pretexto, damos la moneda del perdón al niño que te vende chicles. No podemos continuar así, es muy fácil provocar un cambio.
Si esperamos a que el orden político cambie, a que un partido “bueno” llegue al poder, o a que el gobierno lance programas de asistencia social, puede ser demasiado tarde. Necesitamos comenzar por nosotros mismos, en nuestro entorno. Un pequeño cambio se puede traducir en grandes obras y en vidas salvadas. Una simple reflexión es un gran paso, reflexionar sobre si podemos lograr un cambio radical en nuestra manera de ver la vida y en nuestra conciencia; no aceptar las cosas como están, sino entenderlas con la mente y el corazón; para lograr una nueva manera de vivir, justa para todos.
Tenemos que entender que la única manera de salir de esta crisis es mediante la unión; en los peores momentos de la humanidad, es tan sólo la unidad la que nos ha sacado adelante. Porque somos una misma raza y debemos entender que eso nos hace iguales, a todos. En el momento en el que despertemos y nos unamos con la gente que nos rodea en lugar de estar peleando unos contra otros y separando a los “diferentes”, veremos cómo las cosas se transforman, y nos daremos cuenta de que sí es posible cambiar. Sin armas, sin bombas, sin violencia; una revolución de conciencia.
Esto depende de ti y de nadie más. Es tan solo una cuestión de decisión.


Ivonne Gutiérrez Castro